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13 agosto 2014

Los matones del copyright

Los matones del copyright

 Por Naomi Klein

En épocas remotas, las marcas sobre los seres humanos se solían hacer con hierros candentes. Hoy los dueños del hierro se han sofisticado hasta el punto de que pronto habrá que pedir permiso para llamarse McDonald, como cualquier lechero escocés. No logo, el ibro de Naomi Klein publicado por editorial Paidós, hace un apasionante y polémico recorrido por el intrincado mundo de las marcas. He aquí un anticipo.
 
Después de que en 1999 los ataques aéreos de la OTAN fueran respondidos en Serbia con conciertos de rock donde adolescentes tocados con gorras de los Chicago Bulls quemaban desafiantes la bandera estadounidense, pocos tendrían la ingenuidad de repetir el gastado refrán de que MTV y McDonald’s llevan la paz y la democracia al mundo. Sin embargo, lo que se hizo evidente en aquellos momentos en que la cultura pop trascendía la división provocada por la guerra era que, aun cuando no exista ningún otro terreno cultural, político o lingüístico común, los medios occidentales de información habían logrado cumplir la promesa de crear el primer léxico mundial de imágenes, de música y de íconos. Aunque no coincidamos en nada más, casi todo el mundo sabe que Michael Jordan es el mejor jugador de béisbol que ha existido nunca.

Esto puede parecer un logro de poca monta comparado con los ambiciosos discursos sobre la “aldea global” que se oyeron cuando cayó el comunismo, pero es un logro bastante vasto para haber revolucionado tanto la producción del arte como las prácticas políticas. Las referencias verbales o visuales a las comedias televisivas, a los personajes del cine, a los eslóganes publicitarios y a los lagos de las empresas han llegado a ser el instrumento más eficaz que poseemos mas para comunicarnos entre las culturas, un click fácil e instantáneo. La profundidad que ha alcanzado esta forma de marca comercial impuesta a la cultura quedó bien visible en marzo de 1999, cuando estalló un escándalo a raíz de un popular texto escolar que se usa en las escuelas públicas estadounidenses. El texto de matemáticas de sexto grado estaba lleno de menciones y de fotografías de conocidos artículos comerciales: de zapatillas deportivas Nike y de productos de McDonald’s y de Gatorade. En cierto punto se enseñaba a los alumnos a calcular los diámetros con una golosina Oreo. Como era de esperar, los padres se pusieron furiosos contra este nuevo hito de la comercialización de la educación; parecía un libro pagado por las empresas. Pero McGraw-Hill, la editora del libro, insistía en que los críticos se equivocaban. “Hay que trabajar con las cosas que la gente conoce bien, para que se dé cuenta de que las matemáticas están en el mundo que les rodea”, explicó Patricia S. Wilson, una de las autoras del texto. Las referencias a las marcas no eran anuncios pagados, dijo, sino un intento de hablar a los alumnos sobre sus propios elementos de referencia y en su propio idioma; en otras palabras, de hablarles en el idioma de las marcas1. Leer más
 
 

29 julio 2014

La Tercera Vía, ¿en contravía?


 
 SEMANA
27/07/2014

La Tercera Vía, ¿en contravía?

Por: Germán Uribe

OPINIÓNNo se trata de “crecer para repartir”, como lo plantean algunos, sino de “repartir para crecer”, como con tanta audacia lo dijera el expresidente Lula.



No sé por qué cada vez que alguien alude a esa postura política denominada Tercera Vía se me vienen a la memoria las palabras con que nuestras mamás y abuelas mandaban a la porra cualquier fantasiosa iniciativa nuestra: “eso son embelecos, mijo”, repetían con cierto aire de haber pronunciado una sentencia inapelable que nos dejaba sumidos en el desconcierto, y por añadidura regañados e impotentes. Y eso mismo es lo que pienso ahora respecto de esta tentativa, recurrente en el Presidente Santos, de relanzar una “doctrina” a la que yo no dudaría en llamar simplemente “modalidad”, y cuyo fundamento, más que concretar una tercera opción entre capitalismo y socialismo, parece ser un salvavidas para la supervivencia de la socialdemocracia, o como lo reseñara alguien, “un auténtico caballo de Troya del neoliberalismo cuya concepción aspira a encontrar el punto de equilibrio para sostener un desarrollo económico con la menor de las afectaciones sociales.”
Referencia obligada de esta corriente es el sociólogo Anthony Giddens, autor de entre otras obras, “Más allá de la izquierda y la derecha: El futuro de las políticas radicales”, cuyo sólo título induce a imaginarnos su intención primigenia de asistir a la socialdemocracia en su declive, ofreciendo como precepto de esta nueva intencionalidad del pensamiento político y económico el postulado que reza literalmente “el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario”, con lo que se asomaba ya la propuesta de un malicioso estilo con tintes de mixtura de lo privado con lo público, buscando con ello facilitar un falso logro de equidad en el desarrollo social y económico de las naciones. Y poco a poco esta ave fue cogiendo vuelo hasta ser adoptada por gobernantes como Romano Prodi en Italia, Tony Blair en el Reino Unido y Lionel Jospin en Francia quienes, armados con la tesis del agotamiento del comunismo y el fracaso del neoliberalismo, exploraban la manera de acomodarse en un conveniente centro político, al tiempo que blandían las banderas de la democracia y la promesa de un crecimiento económico beneficioso para todos, pero sin abandonar, y por el contrario, acentuando el método de desregularizar mientras se privatizaba.
Pero veamos. Sus principios teóricos rechazan de igual manera al extenuado “laissez faire” y sus secuelas neoliberales en apogeo desde el siglo pasado, como al control absoluto del mercado propuesto por el sistema comunista, aunque hay que reconocer que al tiempo que aboga por la profundización de la democracia, propende por el acelerado desarrollo de la educación y la tecnología, lo que se le abona. No obstante, en suma, podría decirse que lo que busca esta tendencia es que el Estado y el mercado alcancen una convivencia tal que permita, en armonía con el desarrollo, la sobrevivencia del capital pero inclinados a aceptar alguna regulación que, sin llegar a extremos de estatalización o colectivización, sea consecuente con el bienestar de toda la sociedad. Es decir, dicen sus partidarios que el Estado como organización política institucionalizada y el mercado con sus funciones de comercio, producción y consumo, deben velar en consonancia, el primero, con la equidad en la distribución de la riqueza, y el segundo con el crecimiento económico. Tal cual.
Sin embargo, las buenas intenciones por si solas de nada sirven. Por ello traigo a colación esta valiosa reflexión de Cristina de la Torre en su columna de El Espectador: “Si la socialdemocracia fue solución intermedia entre comunismo y capitalismo, la Tercera Vía lo fue entre neoliberalismo puro y duro -a la Thatcher- y la izquierda socialdemócrata que instauró en la posguerra el Estado de bienestar. Resultado de la “nueva” opción: el mismo neoliberalismo, maquillado de economía mixta y reducido, en suma, a un asistencialismo que se pretendió sustituto del Estado redistributivo e igualitario.”
Y es que en este mundo de tan extravagante febrilidad mercantil, ahora vigorizada por la globalización, el reino dictatorial del mercado sigue y seguirá per sécula seculórum, y el pedido con buenas maneras -sin revoluciones ni sangre- de la Tercera Vía para que haya tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea posible, a mi parecer es rebuscado y melifluo, y por tanto embaucador y opuesto a quienes reclaman con acierto desde la izquierda, “tanto Estado como sea posible, tanto mercado como resulte necesario.”
Así las cosas, quienes piensan en la Tercera Vía como el sendero feliz que nos conducirá al bienestar general, a la justicia impecable y a la paz eterna, enterrando de paso aquellas concepciones extenuadas de capitalismo y socialismo, se engañan.
Mientras en la mentalidad del Presidente Santos, vocero fanático y desbocado de este frágil artificio denominado Tercera Vía, persista la insólita idea y su absurdo empeño por aplicar aquella teoría económica de “crecer para repartir” y no, por ejemplo, como lo afirmara el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, “repartir para crecer”, ni la Tercera Vía tendrá en Colombia tierra abonada para una siembra exitosa, ni el futuro de este embeleco podrá echar raíces en ningún país y menos reconocimiento alguno en la historia política de la humanidad. 
Digámoslo de una vez: La Tercera vía no pasa de ser un ave de corto vuelo avanzando a tientas y en contravía.
guribe3@gmail.com

13 julio 2014

La “tercera vía” sí existe: es un discurso de encubrimiento

Un texto polémico y vertical sobre las verdades a medias, las falacias y las mentiras de esa “tercera” vía que no existe en el mundo real sino en los discursos de derecha. No al capitalismo rampante o encubierto, pero también no al socialismo caduco.

Rodolfo Arango

Tomado de Razón Pública
7 de julio de 2014

Hegemonía de un modelo

La Tercera Vía ha dado de que hablar en los últimas semanas. De ella hacen eco medios y columnistas proclives a élites sociales y otrora dirigentes mundiales, sin importar lo desprestigiados que estén en sus propios países.

Vale la pena hacer algo de claridad sobre el tema: la Tercera Vía no es la supuesta alternativa al capitalismo y al socialismo, como se quiere presentar. Más bien se trata de un discurso de encubrimiento del capitalismo hoy hegemónico y sólo desafiado por el terrorismo y el radicalismo islámico.
Hasta el presente no existe una alternativa a las formas y relaciones de producción que representan el capitalismo y el comunismo. 
En su fase más aguda y avanzada, el capitalismo corporativo transnacional ha mostrado una efectividad prodigiosa. Para probar este aserto baste con mencionar las políticas económicas, laboral y social, que ya no son formuladas “democráticamente” a nivel nacional: ellas son impuestas por instancias internacionales, incluso de carácter privado, que deciden el destino de los pueblos sin que sus integrantes lleguen siquiera a enterarse.

¿O acaso cree alguien que fueron el partido de la U, el otrora “glorioso” partido liberal y el “benemérito” partido conservador los que en representación del pueblo colombiano aprobaron la flexibilización laboral, y no organismos internacionales siguiendo la cartilla del consenso de Washington?
 
El mercado y el Estado

Hasta el presente no existe una alternativa a las formas y relaciones de producción que representan el capitalismo y el comunismo. Diversas alternativas están sobre el tapete, pero sólo a nivel teórico. Baste mencionar una: el socialismo de mercado, que  garantiza la propiedad privada de los bienes de consumo, pero no de los medios de producción; en su versión más actual, acepta incluso que estos últimos y la fijación de precios sean determinados por el mercado, pero bajo planificación del gobierno y con participación de los trabajadores en la administración y ganancias de las empresas.  
La tal Tercera Vía carece de un modelo de formas y relaciones de producción distinto de   de las dos opciones que dice querer superar. Se trata de una típica hipóstasis del discurso con la realidad: se pretende crear nuevas realidades fácticas vía discursos, reemplazando hechos con palabras.
Con su fórmula “tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”, la Tercera Vía de Santos encubre la realidad del libre comercio internacional, legal e ilegal, en beneficio de grandes conglomerados, por lo general privados, en procura de crecientes capitales con destino a paraísos fiscales (black pool). Bajo el uso de las expresiones “posible” y “necesario”, afloran los prejuicios de sus promotores: el mercado es sinónimo de libertad, el Estado de lo contrario.

Otro sería el paseo si la fórmula fuese “tanto Estado como sea posible, tanto mercado como sea necesario”: Esto en atención a que vivimos en un país inculto adverso a la ley y amigo del atajo.  
Con este fácil juego de palabras, los tecnócratas de derecha buscan maximizar el mercado y minimizar el Estado, sinónimo de ineficiencia, corrupción y arbitrariedad. Se obedece así la cartilla neoliberal, con sus recetas de desregularización de la economía, privatización de funciones, entidades y bienes públicos y reducción del Estado, pese a sus devastadores efectos sobre la desigualdad, la equidad y la solidaridad social.

La muerte del socialismo 

En su versión benigna, la Tercera Vía parte de supuestos errados, a semejanza de  Fukuyama con el efímero “fin de la historia” y de las ideologías.

Uno de tales supuestos es creer que el marxismo como utopía emancipadora ha perecido, sepultada por el fracaso del comunismo soviético o del socialismo chavista del siglo XXI. Pero con estos ejemplos se confunden experiencias históricas, por cierto fallidas e inaceptables dada su negación del pluralismo étnico, cultural, de género, político o religioso, con la búsqueda de verdaderas alternativas a formas y relaciones de producción que perpetúan la dominación.

La superficialidad del debate se hace patente cuando se centra simplemente en la condena al totalitarismo o en la exaltación de la libertad como motor de la motivación, innovación o productividad.
 
Detrás del eslogan

Pero no todo es superficial o benigno en el discurso encubridor de la Tercera Vía.

Un dogmatismo fanático trasluce en la pepa de su raciocinio instrumental, propio de la actual clase política gobernante: óptimos de Pareto, condiciones de Samuelson, etc., son formas de reducir las grandes decisiones políticas, económicas y sociales sobre democracia, guerra, soberanía o relaciones internacionales, a problemas de eficiencia, como si la idea de la utilidad gobernara al ser humano y no al contrario.

El “unilateralismo” del análisis económico, que desecha variables y simplifica la complejidad del contexto cultural y político en su metodología para modelar matemáticamente, resulta tan totalitario como el pensamiento colectivista que dice combatir. La privatización de la salud, la educación y la justicia, por presuntas razones de eficiencia, evidencia la ideología de derecha latente bajo la máscara socialdemócrata.

El discurso de la Tercera Vía complementa al discurso de la paz. Con su medianía y su mezcolanza pretende ser social pero de paso coopta, anula el disenso y liquida la democracia. Dineros públicos y privados seguirán fluyendo para mantener el estado de cosas, impedir la democratización y entronizar la corrupción. Mientras tanto, las grandes reformas al régimen territorial, de tierras, de poder político y de garantías a la oposición seguirán siendo imposibles, en buena parte por ser incompatibles con los negocios internacionales. La corrupción y la guerra, modus operandi del capitalismo transnacional, se encargarán de aportar su cuota de terror, también necesaria para reactivar el aparato productivo y controlar la población mundial.

La verdadera tercera vía

Desafíos más dignos de discutir en la búsqueda de alternativas reales al capitalismo y al comunismo soviético o al socialismo castro-chavista se centran, por ahora, en el análisis de la libertad.

Tanto el historiador Quentin Skinner, con su defensa de un tercer concepto de libertad, como el filósofo Philip Pettit, con su propuesta de “libertad como no dominación”, ofrecen perspectivas republicanas más enriquecedoras que las de la Tercera Vía para analizar los alcances y límites de la libertad.

No debe desanimarnos que hoy predominen el capitalismo transnacional y su mancorna, el pensamiento posmoderno. Por el contrario, la debilidad teórica de su reencauche debe animarnos, puesto que ella no podrá superar el culto al mercado, el avance del militarismo y de la corrupción (como acaban de mostrarlo los manejos oscuros de Tony Blair en su gestión como “enviado de paz” a Oriente Medio), o el aumento del fanatismo religioso como consecuencia de intervenciones humanitarias con fines económicos.

Desenmascarado el discurso de cooptación política que acompañará el segundo periodo presidencial de Santos, queda abierta la pregunta de cómo construir un orden internacional verdaderamente republicano, en el cual las potencias extranjeras abandonen su mentalidad colonialista y explotadora de naciones “inferiores” o subordinadas.
Afloran los prejuicios de sus promotores: el mercado es sinónimo de libertad, el Estado de lo contrario.
Al igual que una constitución republicana parte de la libertad, la igualdad y la solidaridad entre sus ciudadanos, el orden político internacional debe reconstruirse sobre condiciones de igualdad real que tengan en cuenta la injusticia histórica del colonialismo y las nuevas formas de su resurgimiento.

En la exploración de alternativas es importante volver a los clásicos del pensamiento, a la lectura, al debate crítico, para combatir la estrategia televisiva transnacional de embrutecimiento, con el espejismo de vivir bien porque se participa visualmente de la vida de los otros. “Realities” que acercan a la audiencia anónima a similares del género humano y les permiten, por un momento, gozar de una gloria personal prestada. O enlatados empobrecedores, como si todos tuviéramos derecho a una cuota de estupidez en el mundo.

Por el momento no existen alternativas al capitalismo imperante y al comunismo caduco. Pero eso no debe incomodarnos.

Por el contrario, debería animarnos el hecho de poder detectar las manipulaciones a las que estamos sometidos con el pensamiento único de una derecha activa y militante, de múltiples rostros, dispuesta a arrasarlo todo y a todos con su pathos tanatológico.

El aporte para una  transformación radical podría venir de una izquierda crítica y reflexiva, no una cooptada y confundida que cree necesario acoger el discurso de unanimidad para tener una opción sobre la tierra. La emancipación del género humano es una utopía vigente, al igual que lo es la búsqueda de formas y relaciones de producción sensibles a las diferencias y respetuosas de otros seres vivos. Si persistimos en este difícil trabajo de domesticar la política nacional y mundial  estaremos dando pasos en la dirección correcta
 

13 junio 2014

El materialismo dialéctico y el voto

por Juan Manuel López Caballero

Revista Dinero, 13 de junio de 2014

Si algo ha caracterizado la actividad política en Colombia en tiempos recientes ha sido la ausencia del debate ideológico; o sea, de lo que debería ser el fundamento y la columna vertebral de las decisiones que después por la vía electoral se plasmen. Se puede decir que los planteamientos de 'izquierda' desaparecieron o se volvieron impresentables en la medida en que se consideró que quien los representaba era la guerrilla; y por eso mismo tampoco evolucionó a nivel analítico y teórico la comprensión de lo que significó la adopción del modelo neoliberal dentro de nuestro proceso histórico. Leer más

25 mayo 2014

Colombia es una cenicienta que quiere ir al baile de los países desarrollados

Rodolfo Llinás, uno de los científicos más importantes del país, critica un sistema educativo que no respeta a los niños y no les enseña lo que necesitan.  

Entrevista realizada por Semana  

SEMANA: Usted lleva 52 años fuera de Colombia, pero nunca ha faltado a una cumbre como la que se realizó esta semana para hablar de educación. ¿Por qué?


RODOLFO LLINÁS: Es muy sencillo, es mi patria. La recuerdo con enorme cariño. La patria es como la primera novia que uno tiene: totalmente inolvidable. 

 
SEMANA: ¿Y entonces por qué se fue?  

R. LL.: Porque no había posibilidades en Colombia.

SEMANA: ¿Posibilidades para hacer qué?

R. LL.: Para la ciencia, que era lo que yo quería hacer. 

SEMANA: ¿Y cree que hoy, 52 años después, sí hay esas posibilidades? 

R. LL.: No. Hay muy pocas. Mucha de la gente que va a especializarse y regresa tiene que devolverse, porque en Colombia no hay posibilidades. Otros acaban teniendo un trabajo en el que no practican lo que estudiaron y muchos terminan de políticos o haciendo otras cosas. ¿Imagínese uno de físico qué puede hacer aquí?

SEMANA: ¿Cómo lee a un país que no valora la ciencia ni a sus científicos?

R. LL.: Es un país que está retrasado intelectualmente. Un país no valora la ciencia porque nadie les ha enseñado a sus ciudadanos su valor. Y si los dirigentes no lo entienden, es porque no les interesa. A muchos lo único que les importa es tener dinero, tener viejas, tener poder. 

SEMANA: Usted viene en un momento muy importante para este debate. Muchos dicen que la educación en Colombia está en crisis. ¿Qué piensa?

R. LL.: Yo creo que no hay ninguna crisis. Una crisis ocurre cuando algo malo pasa. Pero cuando es crónico ya no es crisis. Es simplemente el estado triste de Colombia. Cuando hicimos la reunión de los sabios yo dije: “Colombia es una Cenicienta que quisiera ir al baile de los países desarrollados”. 

SEMANA: ¿Qué quería decir con eso?

R. LL.: Cualquier otro grupo humano daría lo que fuera por tener la tierra colombiana. ¿Se imagina? Con dos océanos, con agua dulce, con todo prácticamente… La vida en Colombia es demasiado fácil. No hay invierno, la gente no se muere de desnutrición. Hay una frase en inglés que describe eso: “Such is life in the tropics” (“Así es la vida en el Trópico”). Por eso yo siempre he dicho que Colombia tiene mejor tierra que gente.

SEMANA: Esa es una frase muy cruda...

R. LL.: No lo es. Colombia tiene una posición fantástica en el globo terráqueo. Pero la gente que vive ahí, precisamente porque vive en un lugar fantástico, no tiene que competir para vivir. Salen y se comen su plato de comida sin problema. Entonces la gente cree que la vida es para gozar. 

SEMANA: Y si no es para gozarla, ¿para qué es?

R. LL.: No es para gozarla, es para pensar, que es una manera más sofisticada de gozar. Es decir, a mí me parece sumamente interesante que la gente lo quiera, como me decía un amigo, es “rumbear todo el tiempo”. ¡Qué cosa tan aburrida! No podemos pasárnosla de cha, cha, cha hasta la muerte. 

SEMANA: ¿Y usted por qué cree que queremos solo vivir para rumbear?

R. LL.: Porque no hay educación. 

SEMANA: Se cumplen 20 años de esa Misión de Sabios que reunió a los más importantes intelectuales del país, incluido Gabriel García Márquez, a hablar de educación. ¿Qué balance tiene de ese esfuerzo? 

R. LL.: Hicimos gran cantidad de libros; yo escribí uno que se llama El Reto. Llegamos a toda clase de conclusiones que nunca nadie leyó. Se habló de que se invirtiera en ciencia y tecnología por lo menos el 1 % del PIB y que lo deseable era que fuera más. Hoy esa inversión no alcanza a ser ni el 1 % que deseábamos en esa época. 

SEMANA: ¿Qué más siente que falta por hacer? 

R. LL: Primero hay que reconocer la importancia de la educación. Colombia no será nada hasta que no eduque su gente. El problema siempre ha sido que no se optimiza a los individuos, no se les da la posibilidad de llegar a lo mejor que pueden ser. Eso solo se logra con educación, pues al fin y al cabo esta se trata simplemente de optimizar las capacidades cerebrales. ¿Cómo hacemos para optimizar? Hay que trabajar más porque la gente entienda, que la gente sepa algo. El saber es simplemente poder poner en contexto lo que uno sabe. 

SEMANA: Usted ha dicho que la educación es tan necesaria como el agua…

R. LL: Sí. La educación más que importante es esencial. Si no se le da al cerebro la capacidad de optimizar seremos individuos de segunda clase que no alcanzamos todo lo que podíamos ser. La ventaja de la educación es que si se hace bien mejora la calidad del individuo, por eso digo que es como el agua o una buena comida. 

SEMANA: ¿Cree que los niños y niñas colombianos tienen hoy un buen menú en ese sentido?

R. LL: El problema con los niños es que no los quieren, no los respetan y no les ponen atención. Los niños sí saben lo que quieren, pero esto es muy distinto a lo que les dan en la escuela. Entonces hay rebeldía intelectual, no aprenden, se jartan. Se requiere una postura diferente del sistema de educación que entienda que los niños son seres pensantes y sumamente inteligentes. Hay que saber qué es lo que les gusta, porque lo que les gusta es lo que saben hacer mejor. 

SEMANA: Si tuviera que hacer un diagnóstico de los problemas de la educación en Colombia, ¿cuáles serían sus conclusiones? 

R. LL: Para mí, el problema es de la metodología y de la estructura de los profesores. Los profesores quieren tener una posición no de guía, sino de maestros en donde solamente ellos mandan. Son ellos quienes les dicen a los niños qué tienen que aprender y si pasan o no pasan. Así es imposible. No son instructores, sino personas que quieren tener poder, poder de rajar y de expulsar de la escuela. 

SEMANA: ¿Y la metodología?

R. LL: Es muy sencillo. Tiene que ver con los cursos y las cosas que se enseñan: geografía sin historia, matemáticas sin geografía. Se enseñan cosas por separado. ¿De dónde sale la geometría si no hay un contexto histórico? Lo único que importa es saberse las propiedades de los triángulos para obtener una nota. 

SEMANA: ¿Cómo debería ser entonces? 

R. LL: ¿Para qué sirven los triángulos? Por ejemplo, los mayas, los aztecas, los egipcios hicieron pirámides. Si las miramos, encontramos que están preciosamente organizadas con respecto al universo. ¿Cómo hicieron para construir eso? Se requieren tres cosas: las líneas rectas, una piola y un peso. Nada más. Entonces para esas culturas la geometría era una herramienta para hacer agricultura. Cuando uno entiende así, todo es muy diferente. La escuela enseña la ubicación de los ríos, pero jamás explica la importancia del agua. Somos un baúl repleto de contenidos, pero vacío de contexto. De ahí nuestra dificultad para aplicar el conocimiento en la realidad.

 

02 abril 2014

EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI

Reflexiones metodológicas y políticas sobre “El capital en el siglo XXI” y el concepto de “capital”
 James K. Galbraith 
 
30/03/14
 

El economista francés Thomas Piketty acaba de publicar un voluminoso libro, Capital in the Twenty-First Century [El capital en el siglo XXI] (Belknap Press, Harvard, 2014, 671 páginas), que ha atraído inmediatamente la atención del mundo académico y hasta del Financial Times. El libro es resultado de una gran investigación empírica fundada en la elaboración de inmensas bases de datos. Es también una crítica inclemente de la irrelevancia y necedad de la ciencia social académica que ha llegado a imperar en las últimas décadas (no sólo en la teoría económica). Y aspira a ser, asimismo, una crítica política radical del catastrófico e insostenible capitalismo de nuestro tiempo. El texto que reproducimos a continuación es una reseña crítica escrita por James Galbraith, autor él mismo de la que acaso sea la mejor investigación teórica y empírica de la relación entre financiarización, inestabilidad y desigualdad en el capitalismo de nuestro tiempo ("Inequality and Instability"). La interesante crítica de Galbraith a Piketty es teórica (el concepto de "capital" de Piketty sería incauta e inadvertidamente neoclásico), es metodológica (su métrica sería incongruente), es empírica (sus ingentes bases de datos –salidas básicamente de los registros fiscales— no serían las mejores fuentes para lo que se propone) y es política (la forma concebida por Piketty para poner fin a la catástrofe neoliberal y "salvar al capitalismo de sí mismo" sería técnicamente ingenua, y por lo mismo, políticamente utópica). Se trata, en cualquier caso, de una gran discusión, científica y políticamente hablando. SP   Leer más

25 marzo 2014

CRISIS EN UCRANIA

¿Será la pérdida de Crimea la primera de una larga serie?

Más allá del enfático llanto de Occidente por la adhesión de Crimea a la Federación Rusa, lo verdaderamente interesante sería saber si se trata de un fenómeno aislado o si estamos ante el inicio de una tendencia más generalizada de Europa oriental a inclinarse hacia Moscú. Al no tener otra cosa que ofrecer, aparte de la ya harto conocida sumisión a la burocracia de Bruselas, la Unión Europea teme que sus actuales clientes puedan sentirse atraídos por la libertad y las posibilidades financieras de Moscú.  Leer más

23 marzo 2014

LA CONFRONTACIÓN RUSIA-USA-UE

Sanctions effect: Russia to change its economic partners…for the better

Published time: March 21, 2014 15:34 
 
Tomado de: RT 
Brazil's President Dilma Rousseff, India's Prime Minister Manmohan Singh, Russia's President Vladimir Putin, China's President Xi Jinping and South African President Jacob Zuma pose for a photo after the BRICS leader's meeting at the G20 summit on September 5, 2013 in Saint Petersburg.(AFP Photo / Sergei Karpukhin )
Brazil's President Dilma Rousseff, India's Prime Minister Manmohan Singh, Russia's President Vladimir Putin, China's President Xi Jinping and South African President Jacob Zuma pose for a photo after the BRICS leader's meeting at the G20 summit on September 5, 2013 in Saint Petersburg.(AFP Photo / Sergei Karpukhin )


Western sanctions might push Russia to deepen cooperation with BRICS states, in particular, to strengthen its ties with China, which will possibly turn out to be a big catastrophe for the US and the EU some time later.
On March 18, the spokesperson for the Kremlin, Dmitry Peskov, claimed in a BBC interview that Russia would switch to new partners in case of economic sanctions being imposed by the European Union and the United States. He highlighted that the modern world isn't unipolar and Russia has strong ties with other states as well, though Russia wants to remain in good relations with its Western partners, especially with the EU due to the volume of deals and joint projects.
Those “new partners” are not really new since Russia has been closely interconnected with them for almost 13 years. This is all about the so-called BRICS organization, consisting of Brazil, Russia, India, China and South Africa. BRICS represents 42 percent of the world’s population and about a quarter of the world’s economy, which means that this bloc of states is an important global actor.Ver más



14 febrero 2014

Educación y disciplina

Educación y disciplina

En 1932 el longevo filósofo y matemático inglés publicó un libro, Elogio de la ociosidad, que contenía el siguiente ensayo sobre la educación. Pese a los años transcurridos, el texto conserva una sorprendente actualidad. 

 Cualquier teoría seria acerca de la educación debe constar de dos partes: de una concepción de los fines de la vida y de una ciencia sobre la dinámica psicológica —por ejemplo, las leyes del cambio mental. Dos hombres que difieran acerca de los fines de la vida no pueden esperar llegar a un acuerdo sobre educación. La máquina educativa a lo largo de la civilización occidental ha sido dominada por dos teorías éticas: la de la cristiandad y la del nacionalismo. Estas dos, cuando se toman en serio, son incompatibles, tal como se está volviendo evidente en Alemania. Por mi parte, sostengo que, donde difieren, la cristiandad es preferible, pero donde coinciden ambas están erradas. La concepción por la que yo abogaría, en cambio, como propósito de la educación es la de civilización, un término que, como yo lo entiendo, tiene una definición parcialmente individual, parcialmente social. Consiste, en el individuo, en sendas cualidades intelectuales y morales: intelectualmente, en algún mínimo conocimiento general, destreza técnica en la propia profesión y en el hábito de formar las opiniones a partir de la evidencia; moralmente, en imparcialidad, amabilidad y en una mínima cantidad de autocontrol. Debería añadir una cualidad que no es moral ni tampoco intelectual, sino quizás psicológica: alegría y gusto por la vida. Leer más

21 enero 2014

Guerra Psicológica: Publicidad y Consumismo



La mayor historia que la publicidad nos dice sobre la felicidad humana, es que, el camino a la felicidad es a través del consumo de cosas y que serás más feliz comprando, que no comprando.
Un interesante corto que nos explica como el ciudadano es reemplazado por el consumidor.