Mientras crece el desierto
Por: William Ospina | Elespectador.com
Tomado de ELESPECTADOR.COM, 21 de septiembre de 2013
http://www.elespectador.com/opinion/mientras-crece-el-desierto-columna-447833
Hubo edades edades en que el agua y el aire aire, el mar y la amistad, la hospitalidad y la generosidad eran poderes sagrados, casi siempre custodiados o protegidos por la divinidad.
El mundo estaba para ser compartido, y se
veía como una profanación a las leyes de la amistad y de la
caballerosidad el anteponer a las cosas un precio.
En las obras
de Homero al visitante primero se lo atiende, se lo sienta a la mesa, se
lo saluda y se lo agasaja, y sólo después se le pregunta quién es y de
dónde viene.
Don Quijote era ese gran lector de quien se dice que
los libros lo enloquecieron. Pero más bien era un hidalgo en quien los
libros despertaron una desmedida nostalgia de tiempos más pródigos, y él
mismo quiso encarnar los valores del pasado: el heroísmo, el
desprendimiento, la generosidad.
Nada valoraba tanto como lo que
se hacía sin costo alguno. Él estaba dispuesto a salvar a los
desdichados y liberar a los oprimidos sin reclamar a cambio una sola
onza de oro. Pero cuando se lanzó a la aventura descubrió que ahora se
cobraba por todo: fue grande su extrañeza al ver que estaba
desapareciendo del mundo la gratuidad. Continuar leyendo