Acabo de leer el interesante libro de Vargas Llosa, “El sueño del celta”, que trata sobre Roger Casement, controvertido diplomático de origen irlandés al servicio de Inglaterra, el cual dedicó toda su vida a denunciar las atrocidades cometidas por Bélgica en el Congo, contra los aborígenes de ese país, y el asesinato y tortura de los indígenas de la amazonia peruana, al servicio obligado de la llamada Casa Arana, explotador del caucho de la selva limítrofe con Colombia. Después de volverse famoso por los informes que presentó sobre el infierno experimentado por los aborígenes de ambos países, por lo cual fue condecorado por el gobierno británico, Casement cae en desgracia cuando decide entregarse de lleno a la lucha por la independencia de Irlanda, llegando incluso a aliarse con los alemanes, motivo por el cual es condenado por traición a la pena de muerte. Más que la historia de Casement, el mérito del libro de Vargas Llosa radica en que refresca la memoria sobre los métodos salvajes de sometimiento imperialista, practicados desde el siglo XIX hasta nuestros días. Recomiendo su lectura.
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