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03 diciembre 2010

ASESINATO EN BAGDAD



Gracias a Wikileaks tenemos la oportunidad de conocer de cerca los crímenes cometidos por los soldados norteamericanos contra civiles iraquíes en Badgad.

El video que incluyo, "muertes colaterales", se encuentra en http://www.collateralmurder.com/

01 diciembre 2010

SALARIO DE HAMBRE



El mal llamado incremento del salario mínimo es un sofisma, pues en realidad lo que se hace es ajustarlo por el índice de inflación; es decir, no hay aumento como tal, con lo que se deteriora la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Además, la enorme brecha que existe en Colombia entre ricos y pobres es de las más altas de Latinoamérica y cualquier incremento por encima del nivel de precios, lo único que hace es saldar la enorme deuda social, acumulada a lo largo de nuestra accidentada historia. Claro que los funcionarios tecnócratas, que pueden ganar fácilmente 10 o 20 veces más que un trabajador promedio, seguramente no necesitan un incremento importante. En condiciones de un mercado interno estrecho como el nuestro, todo incremento real de los salarios contribuye a expandir la demanda de bienes y servicios, con lo cual se estimula un mayor crecimiento de la economía. Es la paradoja de un sistema socioeconómico sustentado en el beneficio privado y no en el interés social.   

30 noviembre 2010

CUIDADO CON LOS GRINGOS




 

Que los gringos se crean  con derecho a espiar a los demás no es algo nuevo, lo vienen haciendo desde siempre, especialmente  durante la llamada “guerra fría”. Lo que pasa es que antes era muy difícil probar la intromisión sistemática de los gobiernos estadounidenses en los asuntos internos de otros países y en la vida privada de quienes consideraran no amigos, o enemigos. Para demostrar la participación en el golpe de estado que condujo al derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular en Chile y a la muerte de su presidente, Salvador Allende, tuvimos que esperar más de dos décadas, cuando se desclasificaron los archivos de la CIA, igual ocurrió con Guantánamo y las torturas.  Ahora parece que se ha vuelto más difícil controlar la información secreta, lo que le ha permitido a los creadores del portal Wikileaks desenmascarar la verdadera “diplomacia” de los gringos. Por eso hay que estar atentos con los caramelos que frecuentemente reparten los funcionarios de los gobiernos estadounidenses a sus neo colonias, no vaya a ser que contengan drogas aditivas, lavacerebros, para reforzar su base de lacayos locales, como algunos de nuestros gobernantes, políticos y académicos.

13 noviembre 2010

ARMERO: UN MONUMENTO A LA DESIDIA DEL ESTADO

Lo de Armero fue una tragedia anunciada, el mejor ejemplo de la irresponsabilidad de nuestros “ilustres” gobernantes, incapaces de afrontar grandes retos. Ahora que quieren convertir la zona del desastre en un parque turístico, para satisfacer la curiosidad morbosa de algunos, es bueno retomar la conmemoración como oportunidad para denunciar la irresponsabilidad del Estado en esta y muchas tragedias que ha padecido nuestro país. Con mucha antelación se advirtió el peligro que corrían los pueblos ribereños ante la inminente erupción del volcán Nevado del Ruiz y la avalancha que se venía; se recomendó la evacuación de Armero, sin que las autoridades tomaran cartas en el asunto. Pero eso sí, cada año los medios aprovechan la fecha para desplegar su amarillismo periodístico, logrando capturar la sensiblería popular (yo diría la morbosidad de la gente), para desviar la atención del verdadero drama que vivimos, al no contar con un Estado eficiente (y los gobiernos de turno), capaz de prevenir los desastres naturales (y ni qué decir de los sociales). Todavía los damnificados de Armero se quejan de haber perdido su terruño y de tener que andar por ahí como judíos errantes, sin haber recibido la ayuda suficiente. Y los funcionarios responsables de la desidia del Estado siguen tan campantes, sin ningún remordimiento por sus errores, esperando la próxima víctima.  

LA HISTORIA DE LAS COSAS

07 noviembre 2010

ESTADO PEDIGÜEÑO


Patético, por decir lo menos, resulta el show organizado por algunos medios de comunicación alrededor de la tragedia que viven miles de damnificados por los desastres naturales que se repiten cada año en el país. Se convoca a los colombianos a donar mercados, ropa, colchones, etc., para demostrar su solidaridad con los infortunados, como si con eso se solucionaran de raíz sus problemas. Todos los años por la misma época surgen, como por encanto, los madre Teresa, supuestamente conmovidos con el desastre que destruye miles de hectáreas de cultivos de las zonas ribereñas de los ríos, viviendas en los caseríos aledaños, o el derrumbe de laderas en las zonas tuguriales de las ciudades, empeorando la de por sí grave situación de pobreza en que, por lo general, sobreviven las víctimas. Se camufla de esta manera la ineficiencia y la falta de previsión por parte de los organismos estatales, en cuanto a tomar con tiempo las medidas necesarias para que este tipo de eventos no se repitan todos los años. ¿Por qué si hay tanto dinero para sostener una guerra interminable contra los factores que desestabilizan el país y para alimentar el apetito voraz de los funcionarios corruptos, no se destinan los recursos suficientes para evitar que estas catástrofes? ¿Por qué a sabiendas del peligro que corre la población se permite la tugurización de los cerros y las riberas de los ríos en las ciudades? ¿Por qué no se toman medidas de fondo, aunque un poco tarde, para evitar que se siga deforestando las vegas ribereñas o se reforesta allí donde sea necesario, para evitar que los ríos pierdan su caudal y tengan que desbordarse inevitablemente para poder fluir? Por eso, en vez de andar pidiendo limosna a los colombianos que pagamos impuestos por todo, lo que hay que hacer es presionar a los gobernantes para que gobiernen, no a favor de sus amigos, sino para la población más desprotegida.

25 octubre 2010

GRINGOS PERIQUEROS



Gran "conmoción" ha causado la propuesta de legalizar el consumo de marihuana en California, como si de eso dependiera que sigan o no en el vicio. Holanda hace tiempo que lo hizo y no pasó nada más allá de poder tener bajo control a los adictos. En el fondo de la "conmoción" lo que se exterioriza es la mogigatería de cierta gente que trata por todos los medios de tapar el sol con una mano. La legalización del consumo de estupefacientes, que es un problema de salud pública, es la única salida para acabar con la violencia y la corrupción que genera la producción y la distribución de los mismos. Lo que pasa es que los que más se lucran del negocio ilícito son los distribuidores y los bancos gringos, verdaderos lavaderos de los narcodólares. Por eso es que no les conviene la legalización, pues ocurriria lo mismo que con el tabaco y el licor, en cuyo caso seria el Estado el que reicibiría enormes ingresos por concepto de impuestos. En este contexto, resultan patéticas las declaraciones del presidente Santos en el sentido de revisar la política antinarcóticos, como si eso dependiera del gobierno colombiano.

PAIS FALLIDO


Todos nos sentimos orgullosos de ser colombianos (ni más faltaba), pero cuando nos enteramos a través de los medios de comunicación de la escandalosa corrupción que corroe la gestión pública (y privada); de los elefantes blancos que se reproducen a diario como conejos (los megaproyectos); de la ineficiencia de los mal llamados servidores públicos; de la impunidad que ronda los delitos de cuello blanco (de quienes a diario se roban los recursos del Estado); del incumplimiento de la mayoría de los contratos, etc., etc., nos deprime tanto que quisiéramos dejar de pertenecer a este país. Pero lo más grave es la desfachatez, e incluso indignación, con que los delincuentes se presentan ante la opinión pública, tratando de ocultar lo inocultable, mostrándose como víctimas de “oscuras” maquinaciones, sin el más mínimo asomo de arrepentimiento. De verdad que todo el espectáculo de la corrupción galopante que estamos presenciando, fomentada y fortalecida bajo el pasado gobierno, nos produce grima, ganas de gritar ante la impotencia de no poder hacer algo para que después de 200 años no se sigan tirando al país.

18 octubre 2010

17 octubre 2010

EL REALITY SHOW MINERO


Sin dejar de reconocer el éxito de la operación de rescate de los 33 mineros chilenos y la expectativa mundial alrededor del acontecimiento, resulta escandaloso el reality show montado por los medios de comunicación para mercadear la tragedia humana de los obreros y sus familias. Como en cualquier competencia, se transmitió en vivo y en directo, paso a paso, el proceso de rescate, involucrando no solo a las víctimas, sino también a los que, directa o indirectamente son responsables, es decir, al gobierno en cabeza de su presidente y demás miembros de su gabinete, quienes aparentan “profundos” sentimientos de solidaridad. El drama vivido por los mineros chilenos es un llamado más a poner fin a la inseguridad en que trabajan los obreros en los socavones del mundo. La promesa del presidente chileno de revisar la legislación sobre seguridad laboral debería servir de ejemplo para países como Colombia, donde mueren sepultados con frecuencia nuestros trabajadores, sin que los gobiernos hagan algo para evitar que esto siga ocurriendo, sobre todo ahora que tanto se habla del auge minero.

11 octubre 2010

EL 12 DE OCTUBRE

Contrario a lo que se piensa, el 12 de octubre no es una fecha para celebrar sino para lamentar. La invasión de españoles y portugueses de la peor calaña significó la aniquilación masiva de los aborígenes de estas tierras y sus ricas costumbres; de su patrimonio, representado en sorprendentes obras de arquitectura y avances científicos como la astronomía; la inoculación de enfermedades endémicas de otras latitudes y el saqueo de las riquezas naturales, especialmente de los metales preciosos, para financiar el consumo suntuario en la metrópolis y decorar los templos cristianos en el viejo mundo. El eufemísticamente llamado choque de culturas no fue otra cosa que el avasallamiento y la imposición de la cultura conquistadora, con todas sus aberraciones, como la religión y los vicios traídos de ultramar. Por eso resulta irónico que los vasallos modernos de otros imperios rememoren con nostalgia tan deplorable suceso, sin escarbar un poco en su cerebro sobre el verdadero significado del mal llamado descubrimiento.

09 octubre 2010

MENTIROSO, MENTIROSO



Hay varios motivos por los cuales los Estados Unidos siempre están provocando guerras fuera de su territorio. El primero es la necesidad de crear mercados para la industria militar y sus armas de destrucción selectiva y masiva. Sin las guerras este complejo industrial-militar entraría en crisis y con él, gran parte de la economía norteamericana. Para el 2004 se estima que el gasto militar de los Estados Unidos se calculaba en 455.300 millones de dólares, representando el 47% del total mundial. El año pasado esta suma ya llegaba a más de 600 mil millones de dólares y para el 2011 se presupuestan más de 700 mil millones. Otro motivo es la necesidad de garantizar el suministro de hidrocarburos y otras materias primas de origen mineral, para lo cual buscan controlar las fuentes de producción en los diferentes puntos geográficos del planeta. Con este fin, y no la supuesta defensa de la democracia, o la supuesta presencia de armas de destrucción masiva, se ha recurrido al control militar de regiones enteras, como el oriente medio, y a la invasión militar de países como Irak y Afganistán, en la cual han muerto miles y miles de civiles. En este mismo sentido se enmarca la actual arremetida contra Irán, al cual se acusa de desarrollar armas nucleares y de representar una amenaza para occidente. En realidad, lo que buscan los Estados Unidos y sus aliados, es consolidar el dominio militar y político en las regiones productoras de hidrocarburos, especialmente petróleo y en últimas, expandir su dominio geopolítico por el mundo, en un intento desesperado por no perder la hegemonía que aún ejercen. Por eso, el cuento de que los Estados Unidos andan preocupados por la democracia y los derechos humanos no es más que una falacia para disfrazar sus verdaderas intenciones.

04 octubre 2010

EL GRAN DICTADOR

LA INDEPENDENCIA INCOMPLETA


Con bombos y platillos (yo diría que no tantos) se celebra por estos días el bicentenario de la independencia de Colombia, haciéndonos creer que este acontecimiento atañe a todos por igual: indígenas, negros, campesinos, artesanos, comerciantes, terratenientes. Sin lugar a dudas, la carne de cañón que hizo posible nuestra emancipación del yugo español la puso el pueblo de alpargata, mientras que los señores de la naciente burguesía y los grandes terratenientes se llenaban de gloria (y de riqueza) y que aún hoy aparecen como los héroes de la gran gesta. Habría que preguntarse si realmente la independencia significó la reinvindicación del pueblo raso, o si, por el contrario, reemplazó un yugo por otro, el de los oligarcas y terratenientes que todavía siguen concentrando riqueza, mientras la mayoría de los colombianos se despierta cada día con la incertidumbre de poder satisfacer sus necesidades básicas. El balance no puede ser más negativo: en doscientos años de ignominia la mal llamada clase dirigente, los dueños de este país, no solo no lograron transformar nuestra nación, sino que son los directos responsables del atraso económico, científico, social y político, de la violencia estructural en que sobrevivimos. Incapaces de administrar honestamente la cosa pública, nos debatimos entre la ineficiencia y la corrupción, observando perplejos cómo se roban los dineros, sin que las obras avancen adecuadamente. Después de doscientos años la mayor parte del territorio nacional permanece sin control por parte de un Estado que parece funcionar exclusivamente para favorecer los intereses de la oligarquía y los grandes terratenientes y de las empresas transnacionales y no para sacar al país del atraso socioeconómico y mental. Por eso, más que celebrar hay que hacer un juicio a quienes por todo este tiempo han manejado al país como si fuera su empresa familiar privada.

02 octubre 2010

LA EUFORIA MINERA


Por estos días andan alborotados los del gobierno, y sus aliados de la academia, promoviendo el “nuevo modelo” exportador, sustentado en los bienes de origen minero, como premisa para un desarrollo industrial supuestamente “sustentable”. En realidad, lo que está ocurriendo es un retorno al pasado, fincando el futuro de nuestro desarrollo en unos recursos naturales (especialmente carbón y petróleo) no renovables y sujetos a los vaivenes de los precios internacionales. Aparte de que la minería genera un mínimo de empleo, sus efectos sobre el ambiente son desastrosos y debido a su carácter temporal, una vez se agota el recurso, las regiones mineras se sumen en la depresión. Los bienes de origen minero han venido incrementado su participación en las exportaciones totales de manera sostenida en los últimos años, al pasar del 39% en 2001 al 56% en el 2009. El 85% de dichas exportaciones corresponde a petróleo y sus derivados y carbón. El incremento de las divisas provenientes de las exportaciones mineras ha fortalecido el proceso revaluacionista y fomentado las importaciones, desestimulando la industria orientada al mercado interno. En estas condiciones, toda la borrachera provocada por la bonanza temporal de los minerales y los hidrocarburos, terminará en un guayabo general, del cual nos costará mucho recuperarnos.

04 septiembre 2010

A DIVERSIFICAR EL COMERCIO EXTERIOR

Según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en 2009 Brasil absorbía tan sólo el 1.8 por ciento de las exportaciones colombianas, al tiempo que los Estados Unidos lo hacía con el 39,2%, seguido por Venezuela (12,3%) y Ecuador (3,8%). En general, más el 70 por ciento de las exportaciones se dirigen al continente americano, mientras que a la Unión Europea se destina el 14,3% y a Asia, tan solo el 6,5%.

Por su parte, las importaciones en 2008 provenían principalmente de América (63,6%), especialmente de Estados Unidos (28,8%), México (7,9%), Brasil (5,9%) y Venezuela (3,0%). Otros países de origen fueron China (11,5%), Alemania (3,9%), Corea del Sur (2,3%) y Grecia (2,2%)

Esta concentración del comercio exterior en unos cuantos mercados, no le permite al país mayor maniobrabilidad y lo hace vulnerable a los vaivenes de la economía de nuestros principales socios. Tal es el caso reciente con Venezuela y Ecuador (por motivos políticos) y con Estados Unidos, por la crisis que vive ese país.

Por eso son muy importantes los pasos que está dando el gobierno, en el sentido de diversificar nuestro comercio exterior y dejar de depender de unos cuantos mercados. Sería conveniente, además, tratar de diseñar una estrategia exportadora que no se fundamente solamente en las materias primas, pues así como hoy hay buenos precios, en el futuro se puede revertir la tendencia, con las consecuencias negativas que hemos experimentado en el pasado.

18 julio 2010

VATICANO TRANSNACIONAL

¿Qué es el Vaticano?

Por: Javier Sánchez

Tomado de: Anzoateguivive • 17 Jul, 2010 • Sección: Tribuna Abierta

El Vaticano no es un Estado. No tiene ninguno de los atributos ni características clásicas de un Estado: Carece de territorio propio (es parte de Italia), no hay ciudadanos vaticanos (cada cual tiene pasaporte de alguna otra nación. Hasta el propio papa viaja con pasaporte Italiano), su ejército es de guardias Suizos, no se le reconoce como nación en el seno de las Naciones Unidas. No pertenece ni al “primer mundo”, ni al “segundo” ni al “tercero”.

¿Que es entonces? ¡Muy sencillo! Es una empresa transnacional que comercia con intangibles a futuro. Ahora que se viene señalando con índice de fuego el papel tenebroso que juegan las empresas transnacionales en el sostenimiento de gobiernos gorilescos y en el derrocamiento de los regímenes democráticos, es oportuno enfocar la atención sobre esta empresa transnacional que es el Vaticano, que no solamente es la más antigua del mundo, sino la mejor organizada. Al igual que la ITT, la Shell, la United Fruit, la Standard Oil, la Coca-Cola y todas las demás empresas transnacionales, tiene sucursales en muchos países del mundo y una pirámide de funcionarios y empleados, de diferentes nacionalidades, que le juran lealtad exclusiva. Un ejemplo de lo que significa para cualquier compañía transnacional el patriotismo lo vimos en el conflicto de Medio Oriente, en 1974, cuando la Standard Oil, supuestamente norteamericana, se rehusó a proporcionar combustible a la flota norteamericana del Mediterráneo, sí no se le compraba al precio que ella exigía.

Las transnacionales no tienen patria, únicamente intereses. Puesto que no tienen tampoco “pueblo”, están liberadas de cualquiera preocupación democrática o de co-gobierno. La organización es monolítica, con líneas verticales de mando que se inician en el vértice de la pirámide, con un presidente y una Mesa Directiva, electos por la asamblea de accionistas y desciende, a través de órganos consultivos y ejecutivos, hasta los gerentes nacionales y los simples expendedores del producto. En la empresa vaticana, el “papa” es el electo por la asamblea de accionistas (el colegio de cardenales), los gerentes nacionales son los arzobispos, los regionales son los obispos y los concesionarios para la venta de la mercancía son los curas. Pero, hablemos un poco sobre esta mercancía, porque de ahí se derivan muchas de las peculiaridades de la empresa vaticana.

El artículo que viene exportando al mundo durante los últimos dieciocho siglos es, ya lo dijimos, un “intangible a futuros”. Esto no es muy raro que digamos. Los bancos, las financieras y las compañías de seguros manejan intangibles. Las acciones de la bolsa de valores, los certificados de crédito, las cédulas hipotecarias, los billetes, los seguros de vida, todos estos son valores intangibles. Se llaman así porque no podemos ver, ni palpar, ni usar el bien material que se supone está por el papel que tenemos en la mano. Por ejemplo, un seguro de vida, por el cuál estamos pagando una prima anual ¿Qué es? Una simple promesa de la compañía de seguros de que, cuando muramos, le entregarán a nuestros seres queridos una cierta cantidad de dinero. Esta promesa es valiosa para nosotros y por eso pagamos la prima; pero no podemos tocar en este momento el dinero, ni usarlo, ni palpar los objetos materiales que pueden comprarse con él… el artículo que estamos adquiriendo es una simple promesa… es un “intangible a futuros”.

El producto que vende la empresa vaticana se llama SALVACION EN LA OTRA VIDA. Cae dentro el ramo de los seguros de vida, con la modalidad de que no ofrece pagar a los deudos sino directamente al asegurado; pero en la otra vida. El artículo no es nuevo. Fue inventado hace más de 10.000 años; pero la novedad de la patente; la marca comercial, los membretes y símbolos, registrados hace 2,000 años, le dan su fisonomía actual. El pobre inventor de estas modificaciones, como siempre sucede, murió en la desgracia. Otros se han encargado de explotarla. La venta se hace a plazos semanales, libres de impuestos, empezando desde el primer día que el niño (sin siquiera saberlo) va al centro de propaganda, que es la iglesia de su barrio, y allí deposita una monedita. Como el monto de la retribución en la otra vida es proporcional a las aportaciones (menos las deducciones por mala conducta), se deja a cada quien la libertad de decidir cuánto invierte: ¡Allá él!

El comercio de intangibles depende fuertemente de factores psicológicos. Por principio de cuentas, el cliente necesita estar convencido de que el artículo existe en realidad, aunque no pueda verlo, ni tocarlo para comprobar objetivamente este aserto. Para esto se necesita fe. Fe en la calidad del artículo, fe en que le será entregado, fe en la solvencia moral de la empresa, fe en su personal. Mientras más irracional, absurdo y raro sea lo que se promete al consumidor, más fe necesita para desear adquirirlo y la empresa vaticana, para vender su producto, ha tenido que llegar al extremo de pedir a sus clientes que tengan fe ciega; que se pongan tapa en ojos y orejas para no ver ni escuchar a la razón ni al sentido común. Que sean mansos corderitos y no discutan… que sólo compren, compren y compren.

En realidad, el mayor peligro para el prestigio del producto y su consumo masivo ya no proviene de otros competidores. Ciertamente, en el pasado, la empresa vaticana sostuvo guerras sangrientas contra otras negociaciones transnacionales que pretendían arrebatarle el mercado; pero es justo reconocer que, a pesar de todo, logro imponerse en Europa y establecer agencias permanentes en América. A la fuerza, desde luego. Si comparamos el artículo romano con el árabe, veremos que este último está más vistosamente envuelto con huríes, ríos de miel y leche, finas viandas y eterna borrachera. Responde a los gustos y preferencias de pueblos libidinosos y sibaritas, de temperamento ardiente.

En Asia, el producto indostano se popularizó, gracias al acierto de ofrecer el pago de dividendos en otra vida, pero aquí mismo en la Tierra, no en una utopía celeste vaga y misteriosa. El inconveniente es que, desgraciadamente, la vida en nuestro planeta no es siempre agradable, aunque se encarne en un maharajá; pero a cambio de ello, la clientela de las empresas indostanas se enfrasca en una competencia desesperada por quedarse con los premios mejores, como jauría hambrienta que se pelea por un flaco hueso. A los que pierden se les ofrece la alternativa de salirse del juego y no volver más a esta Tierra. Muchos optan por esta solución. Mientras más feas se ponen las cosas en el mundo, son más los que quieren irse y no volver. La Buda & Nirvana International Corp. garantiza a sus clientes que les puede enseñar dónde está la puerta. En cuatro mil años de estar operando, nadie ha regresado para reclamarle.

La empresa vaticana se ha cuidado de no exagerar sus promesas para no perder credibilidad. Aunque sus artistas publicitarios llenaron las paredes de sus casas comerciales con perspectivas celestes, pobladas de angelitos retozando entre las nubes, ahora la empresa se ha quedado prudentemente callada sobre la localización exacta del paraíso en que ofrece cumplir a sus clientes la promesa de una vida eterna de felicidad. Ya no puede sugerir que esa mansión celeste flota en la estratosfera, ni tampoco la puede situar en otro planeta o sistema solar. Niega que esté dentro de cada uno de nosotros y no se atreve a postular una cuarta o quinta dimensión; por el temor de que algún día las matemáticas lleguen hasta ahí. Simplemente calla, en espera de que los telescopios descubran una barrera infranqueable para entonces decir que el paraíso está detrás de ella y que la única agencia de pasajes, es el Vaticano.

No es fácil, en un mundo que cada día se desatonteja más, vender boletos de primera y turismo hacia un encantador fraccionamiento celestial situado en el “más allá”; sobre todo porque no conviene describirlo con demasiado detalle y correr el peligro de que se descubra el fraude. Ya estamos escarmentados de fraccionadores aviesos que nos muestran preciosas maquetas y perspectivas con sol, fuentes, casas que siempre parecen más grandes de lo que realmente serán y chicas en bikini con incitantes sonrisas. Cuando llegamos al lugar, resulta que es un pedregal abandonado, lejos de todo y lleno de bichos repugnantes. Por eso, la empresa vaticana deja a cada quien que se imagine su lotecito como quiera, al cabo no puede ir a cerciorarse por sí mismo. Nadie puede alegar que le tomaron el pelo, porque sencillamente esa persona ya estará muerta.

Pero, para que la demanda del producto no disminuya ante el embate erosivo de la razón y de la ciencia, para que siga aumentando la clientela del artículo intangible que se llama SALVACION EN LA OTRA VIDA, los aboneros del más allá tienen que recurrir a las más variadas estrategias. Como todas las transnacionales, el consorcio vaticano tiene metida la mano en muchas partes: en la banca internacional, los bienes raíces, la prensa y, sobre todo en los gobiernos. Lo hace simplemente para proteger sus propios intereses. Es obvio que si la vida en este planeta fuese agradable y feliz, desaparecería el anhelo de alcanzar una vida mejor en un paraíso hipotético.

Para que alguien deseara salvarse, necesita haber algo indeseable de qué salvarse. Mientras haya miseria, habrá quien aspire a la riqueza; mientras haya dolor, habrá quiénes busquen placer; mientras haya opresión y esclavitud, habrá quiénes pidan ser liberados; mientras haya injusticia, habrá quiénes clamen por justicia. Si se alcanzan todas estas cosas aquí en la Tierra, se habrá matado a la gallina de los huevos de oro. ¿Como hacer, pues, para perpetuar la ignorancia, la miseria, la desigualdad, la opresión y todas las demás desgracias de la humanidad sin descubrirse como enemigo de ella, sino simulando ser su salvador? He aquí el dilema que encaró, hace siglos, la empresa vaticana y cuya solución es el cimiento de su estrategia internacional. Se funda en tres principios, o pretendidas virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y CARIDAD.

Son tres poderosas armas, pintadas de blanco y camufladas con tanto arte que a su enunciación todos ustedes vibraron de emoción mística y ahora sentirán profunda indignación ante lo que juzgarán como sacrilegio: la demostración de que esta trilogía es el atentado más perverso que jamás se ideó contra la humanidad. Porque con la FE sea nula a la razón y a la inteligencia; con la ESPERANZA se convierte al hombre en esclavo de la casualidad, incapaz de planear, prever y calcular el futuro científicamente y con la CARIDAD se destruye el equilibrio sinérgico y se perpetúa la humillación, la invalidez y la miseria.

Las tácticas de los mercaderes de la inmortalidad son materia de la historia. Hablan de paz y, al mismo tiempo, instigan las guerras, bendicen las armas, distribuyen amuletos entre los contendientes de ambos bandos y se sientan a esperar para ver quien gana y entonar “te déums” en su nombre. Hablan de igualdad y defienden los privilegios de clase en los regímenes aristocráticos de explotación. Hablan de iluminación y apagan las luces del conocimiento. Los mercachifles del santo disimulo inventaron la confesión y la absolución, como medio para invalidar el sentido de responsabilidad social. Donde quiera que van les acompaña la distorsión de los valores naturales, del sentido común, de la ética y de la confianza de los hombres en sí mismos, para substituirlos por escalas de valores sobrenaturales, antinaturales, arbitrarios y ficticios, suficientemente impactantes como para dejar a los individuos sumidos en la confusión y abatidos por un complejo de culpabilidad, inducido arteramente (¡digan Uds!, nomás, ¿qué culpa tenemos de que Adán haya cohabitado con Eva?).

No hay rincón de la vida privada de los hombres donde los vendedores ambulantes de exorcismos y fetiches no se metan. Una vez acorralado su ganado, le sacan el mayor provecho posible: explotan la inseguridad que en ellos han cultivado cuidadosamente y que hace crisis en cada una de las decisiones trascendentales de la vida y ante cada evento de consecuencias imprevisibles; el nacimiento, el matrimonio, muerte, iniciación de un nuevo negocio, la enfermedad. Todo se presta para cobrar sobornos en nombre del ente que ellos colocaron en el centro del Universo para interferir caprichosamente con las leyes cósmicas naturales.

En fin. Eso es el Vaticano y su gran negociación transnacional. Podemos esperar que, si no logran derrotar a la ciencia, diseñarán nuevas tácticas para seguir gozando del monopolio mundial de intangibles sobrenaturales. Ya se ostentan como caudillos de la izquierda santificada y paladines de los pueblos desarrapados del Tercer Mundo; pero no nos equivoquemos: su único propósito es conducir a los tres mundos hacia el otro mundo, mientras ellos, gracias a Dios, se quedan en éste, disfrutando las ganancias de la operación “POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMEN”.